No estuvo preso pero igual tuvo que cumplir la condena cómo los otros 32 compañeros. No hubo sentencia previa, ni banquillo, ni jurado, ni abogado en su defensa. Pero sí millones de testigos de la lucha de los mineros por salir de la celda de tierra. José Ojeda, 45 años, viudo y con dos nietos, estaba a cargo de la maquina perforadora de explosivo, cuando el 5 de agosto lo sorprendió el derrumbe. Fue él quién escribió la frece que recorrió el mundo;”Estamos bien en el refugio somos 33”. Y el séptimo en salir a la superficie.
Antes de la catástrofe había anunciado que le pondría punto final a sus 27 años de “Yumbero”. Su problema con la diabetes lo tenía a mal traer. José Ojeda fue el primero en ver “la manos de díos” –bautizada por ellos- a la zonda que penetró la reserva. “Todos nos llenamos de alegría, esperanza y así fueron pasando las horas, días y nunca llegaban a dar con nosotros. Hasta que el día domingo a las 6:30 de la mañana se rompió el primer sondaje. Fui el primero en ir a ver y despertar a los viejos” comentó, acostado en la camilla, todavía con los anteojos oscuros.
Su rescate fue el más rápido, solo duro 12 minutos y 13 segundos. Lo único que conserva del mensaje es el marcador rojo, la nota de puño y letra, en el papel, está en poder de Sebastián Piñera, presidente de Chile. El mandatario no estuvo es su salida. Hay quienes dicen que no sabías que explicación darle por quedarse con algo suyo. Pero si estuvo su hijastra Elizabeth Steger. Con un fuerte abrazo acalló a cualquier palabra. Lo mismo sucedió en el primer contacto telefónico, ella no pudo decir nada. En ese entonces, 33 días atrás, tenía que informarle que una orden judicial le daba un plazo de tres meses para desalojar su casa. Pero no se lo dijo.
Su rescate fue el más rápido, solo duro 12 minutos y 13 segundos. Lo único que conserva del mensaje es el marcador rojo, la nota de puño y letra, en el papel, está en poder de Sebastián Piñera, presidente de Chile. El mandatario no estuvo es su salida. Hay quienes dicen que no sabías que explicación darle por quedarse con algo suyo. Pero si estuvo su hijastra Elizabeth Steger. Con un fuerte abrazo acalló a cualquier palabra. Lo mismo sucedió en el primer contacto telefónico, ella no pudo decir nada. En ese entonces, 33 días atrás, tenía que informarle que una orden judicial le daba un plazo de tres meses para desalojar su casa. Pero no se lo dijo.
Hubo 9 cartas. Solo tres conserva su hijastra. El resto la repartió entre el cementerio, amigos y familiares. Hace ocho años que está viudo, desde entonces es la Dra. Liliana quien se encarga de que tome la medicación a tiempo. Fue la profesional quién le dijo durante un chequeo ´¿Qué nos condiciona a ser protagonistas en nuestras vidas aún siendo Diabéticos?´. José asegura a partir de allí todo cambió. Pero no fue lo único. Por ser él, el más corpulento de los mineros, debió realizar una dieta especial para poder ingresar en la estrecha cápsula "Fénix 2". Integró el segundo grupo, considerado como los más débiles por su estado de salud. Ese día quedará en el recuerdo de todo Chile. También, ese día, se acabaron las velas en Copiapó.-