martes, 2 de noviembre de 2010

MARADONA PRESIDENTE

Nestor Kirschner ya tiene sucesor. El Diez. El Diego. El Pelusa. Diego Armando Maradona. Quién mejor que Dios en estos momentos de desamparo, ahora que le caen 50. Y no podrá negarse ante la llamada de la patria. Un hombre como él, tan dado a la lágrima, al elogio y al insulto, al exabrupto y a la grandilocuencia, a la verdad siempre a la verdad, a darle ese sentido tan trágico, tan milonguero, tan maradoniano a la vida; un argentino como él no podía faltar a la cita con Nestor, con Cristina, con la Casa Rosada, con el destino que le reclama, con el país que le idolatra. Si Argentina es el fútbol, y el fútbol es Maradona, Maradona es Argentina. Se desenvolvería a la perfección en este universo tan indefinido, tan ilógico, tan canalla, tan futbolístico, tan bárbaro que es la política argentina; indescifrable como todos los mundos, deseado como pocos, loco como ninguno.
Se lo imaginan. Es amigo de Fidel, de Chávez, de Lula, de Morales…  Será como verlo acariciar el balón de la política a ras de césped, con esa zurda única e inigualable, diagramando presupuestos en cada pase, dibujando hipérboles en cada carretera que inaugure, pateando rabonas como sólo Dios puede hacerlo cuando vaya de colegio en colegio explicando a los pequeños que el fútbol es como la vida, o gambeteando a toda la oposición en el Parlamento como ya lo hiciera en la cancha con los rivales; y siempre enardeciendo a los votantes como si fueran esas barras bravas que le rendían pleitesía en La Bombonera o en el Monumental y que matarían por él. La política en Argentina cambiaría de banda pero no de bando. Maradona Presidente, o por lo menos que le devuelvan la albiceleste. Maradó Maradó, que cantaba el desaparecido Rodrigo. A fin de cuentas el trayecto entre el fútbol y la política bien podría ser también ese triste viaje del placer al deber del que tanto habla Galeano.
Fernando Baeta